Entre el offside y el chimpĂșn: las clases populares limeñas y el fĂștbol, 1900-1930
José Deustua, Steve Stein y Susan C. Stokes
Resulta paradĂłjico que en un paĂs como el PerĂș de la dĂ©cada de 1920, con todos los problemas sociales y econĂłmicos que entonces sufrĂa, 25 mil personas se reunieran en el Estadio Nacional a presenciar un partido de fĂștbol. ÂżSignifica esto una manera de escapar a la realidad? ÂżJugar al fĂștbol los domingos en las calles del barrio de La Victoria o en las haciendas cercanas a la capital, como lo hacĂan los morenos del Alianza Lima, expresaba un divorcio entre sus sufrimientos econĂłmicos y sociales y su capacidad para resolverlos? ÂżO era, por el contrario, una manifestaciĂłn de su sentir popular?
Recientemente se ha desatado entre los cientĂficos sociales peruanos una preocupaciĂłn por entender los aspectos sociales del «mĂĄs popular de los deportes»: el fĂștbol. Hay quienes sostienen que el fĂștbol es una genuina manifestaciĂłn popular, con la capacidad de forjar lazos solidarios entre sus participantes y contribuir asĂ a incrementar la conciencia de clase, como hecho social, dentro de los sectores populares. Mientras otros afirman que, por el contrario, resulta ser una forma de «control social» que, de varias maneras, sirve a los intereses de las clases dominantes. Nos proponemos en este artĂculo discutir estas interpretaciones a travĂ©s de un estudio sobre los orĂgenes sociales del fĂștbol en el caso especial de Lima a comienzos del siglo XX, el que nos puede ofrecer una perspectiva histĂłrica como para orientar esta polĂ©mica que todavĂa sigue girando en torno a la situaciĂłn presente.
1. Algunas consideraciones preliminares
Las ciencias histĂłricas y antropolĂłgicas han constatado que, a travĂ©s de la historia y en diversas culturas del mundo, los grupos humanos han dedicado cierta porciĂłn de su tiempo y energĂa a una serie de actividades desligadas de las netamente productivas, por ejemplo, a las artes creativas o a la religiĂłn. El deporte se ubica dentro de estas; constituirĂa, segĂșn la afirmaciĂłn clĂĄsica y algo esquemĂĄtica de Louis Althusser o Marta Harnecker, una actividad «super-estructural» (Althusser, 1974; Harnecker, 1968). Es decir, si lo definiĂ©ramos de una manera mĂĄs rigurosa, se encuentra al margen de la jornada de trabajo en sĂ, pero no escapa a la sociedad en general. En cierto sentido contribuye a reproducir el sistema de producciĂłn y las relaciones de producciĂłn, aunque tambiĂ©n expresa los antagonismos y las contradicciones de ese mismo sistema y de esas mismas relaciones.
La manera en que el fĂștbol, como elemento superestructural, contribuĂa a reproducir la sociedad peruana o limeña a comienzos del siglo XX, pero al mismo tiempo expresaba sus antagonismos y contradicciones, es justamente lo que nos proponemos explorar en este estudio. Varios teĂłricos han sostenido que la existencia de una clase social definida pos sus condiciones objetivas es una condiciĂłn necesaria pero no suficiente para la constituciĂłn de una clase «para sĂ»; es decir, una clase con la capacidad de percibir sus intereses y actuar para promover o defender esos mismos intereses. Los obreros de las fĂĄbricas de Lima y Vitarte en 1920 no solo limitaban sus preocupaciones a su jornada del trabajo âsobre todo en las fĂĄbricas textiles de Santa Catalina y Vitarte Cotton Millâ sino tambiĂ©n a las actividades que realizaban mĂĄs allĂĄ de la jornada laboral: el sindicalismo, el teatro, la Ăłpera, el fĂștbol. Si el fĂștbol que jugaban los obreros textiles tenĂa el efecto de legitimar, de alguna manera, su subordinaciĂłn a los dueños o autoridades de las fĂĄbricas, de integrarlos al rĂ©gimen jerĂĄrquico que existĂa en la fĂĄbrica y en la sociedad, o a crear divisiones entre los mismos obreros e inculcarles un espĂritu de competencia entre sĂ, entonces se podrĂĄ concluir que, efectivamente, el fĂștbol contribuĂa a la subordinaciĂłn de los obreros y a reproducir asĂ el sistema de producciĂłn. Pero, en cambio, si el fĂștbol servĂa para hacer mĂĄs sĂłlidos los lazos sociales o psicolĂłgicos que unĂan a los trabajadores, para promover la idea entre ellos que, como grupo unificado, podĂan ejercer cierta fuerza frente al rĂ©gimen de los dueños de la fĂĄbrica y asĂ, de cuestionar la autoridad de sus opresores, esos serĂan ejemplos de la manera cĂłmo el fĂștbol, aunque producto de una sociedad capitalista, era de una naturaleza contradictoria, y podrĂa llegar a ser un elemento que contribuyera a amenazar la estructura de esa misma sociedad.
Vale desarrollar de una manera mĂĄs concreta estas dos posibilidades histĂłricas del fĂștbol. Pero antes, hemos de esclarecer por quĂ© se ha escogido al fĂștbol para explorar la polĂ©mica que hemos mencionado, y no otro elemento de la cultura popular de igual o mayor importancia. ParadĂłjicamente, el fĂștbol limeño a comienzos del siglo XX mostraba no solo cĂłmo eran las relaciones sociales, en tĂ©rminos de la existencia de conflictos de clase, de grupos Ă©tnicos, de explotaciĂłn econĂłmica, sino tambiĂ©n cĂłmo no eran. Pensamos que el fĂștbol era una especie de espejo que reflejaba las relaciones sociales materiales, pero que tambiĂ©n las invertĂa en algunos momentos. En la cancha de fĂștbol existĂa cierta democracia que faltaba en la sociedad peruana de entonces: permitĂa que en algunos momentos los explotados derroten a los explotadores, los pobres a los ricos, los negros a los blancos. Obviamente, estas inversiones se restringĂan al nivel simbĂłlico, en el sentido de que despuĂ©s de terminado el partido, la vida regresaba a su cause normal y volvĂan los explotados a su condiciĂłn social, el obrero a la fĂĄbrica, el negro a su misma situaciĂłn de marginado en una sociedad que despreciaba a los miembros de su raza.
Insistimos en que la palabra «simbĂłlico», como la usamos aquĂ, no es sinĂłnimo de inĂștil, ni de ilusorio. Es probable que la inversiĂłn simbĂłlica de las relaciones sociales que a veces ocurrĂa en el campo de fĂștbol hubiese hecho sentir al marginado y al explotado âpobre o negroâ mĂĄs satisfecho con su estatus social y, por lo tanto, menos preparado para cuestionar el orden social. Pero tambiĂ©n es posible que el fĂștbol como expresiĂłn popular uniera a los oprimidos, los hiciera mĂĄs solidarios y, por lo tanto, capaces de intentar, en un segundo momento, actitudes mĂĄs descaradamente polĂticas. La cancha de fĂștbol era un lugar de encuentro de miembros de las clases populares con distinta procedencia y tradiciĂłn. En este sentido, el fĂștbol podrĂa contribuir a unificarlos y a forjar una sola cultura popular. Sin embargo, tambiĂ©n la cancha de fĂștbol era un lugar de encuentro con miembros de las clases dominantes, ya sea en un sentido de rivalidad y enfrentamiento, como tambiĂ©n de afinidad y paternalismo.
Por otro lado, el drama que se desarrollaba dentro de la cancha de fĂștbol a veces servĂa para esclarecer conflictos que en otros medios âel lugar de trabajo, el barrioâ no se podĂan expresar tan claramente. De ahĂ la posibilidad de que el fĂștbol sirviese para fomentar una conciencia de clase o de etnicidad. Los partidos que se jugaban entre el club Alianza Lima y la Universidad en la dĂ©cada de 1920, por ejemplo, representaban tanto para los jugadores como para el pĂșblico, un conflicto clasista y racial. Conflictos que en otros medios, y en la ideologĂa dominante, se escondĂan debajo de la superficie.
Estas son algunas de las razones por las que hemos escogido al fĂștbol y no a otro elemento de la cultura popular o de la «superestructura» para ser analizado en este artĂculo. Insistimos de nuevo en que los niveles de lo econĂłmico-social e ideolĂłgico-polĂtico constituyen dos ĂĄmbitos de la realidad relacionados aunque diversos. Reconocemos que es la base econĂłmica la que permite la reproducciĂłn de la vida material y espiritual, y en este sentido, tiene ...