De aquĂ­ nadie sale vivo
eBook - ePub

De aquĂ­ nadie sale vivo

La vida de Jim Morrison

Jerry Hopkins, Danny Sugerman, Ricard Gil

  1. 384 pages
  2. Spanish
  3. ePUB (adapté aux mobiles)
  4. Disponible sur iOS et Android
eBook - ePub

De aquĂ­ nadie sale vivo

La vida de Jim Morrison

Jerry Hopkins, Danny Sugerman, Ricard Gil

DĂ©tails du livre
Aperçu du livre
Table des matiĂšres
Citations

À propos de ce livre

El 3 de julio de 1971, Jim Morrison morĂ­a en ParĂ­s, y no de sĂ­filis -atravesando la misma crisis demencial que sus dos grandes maestros, Rimbaud y Nietzsche-, sino envuelto en el mĂĄs profundo misterio.AquĂ­ estĂĄ Jim Morrison en toda su complejidad: cantante, filĂłsofo, poeta, delincuente. El brillante, carismĂĄtico y obsesionado buscador que rechazĂł la autoridad en cualquier forma, el explorador que analizĂł "los lĂ­mites de la realidad para ver quĂ© pasarĂ­a".Tras siete años de trabajo, esta biografĂ­a mundialmente famosa y definitiva, es la obra de dos hombres cuya empatĂ­a y experiencia con Jim Morrison los preparĂł para contar esta tragedia moderna: Jerry Hopkins, que mantuvo una extensa entrevista con Morrison poco antes de su muerte, y Danny Sugerman, confidente y asistente en el estudio del grupo desde los trece años.Esta obra no aclara el mito, no desvela grandes secretos o relatos perturbadores, simplemente nos acerca a la figura de este dios del rock, durante los veintisiete años que pudo o quiso vivir, sumergidos en sonidos psicodĂ©licos, drogas, mujeres, conciertos, poesĂ­a, bourbon y un impresionante magnetismo que aĂșn hoy mantiene atrapadas a miles de personas. La historia de un joven cuya corta vida y muerte encapsularon los altos y bajos de los mĂ­ticos años sesenta.

Foire aux questions

Comment puis-je résilier mon abonnement ?
Il vous suffit de vous rendre dans la section compte dans paramĂštres et de cliquer sur « RĂ©silier l’abonnement ». C’est aussi simple que cela ! Une fois que vous aurez rĂ©siliĂ© votre abonnement, il restera actif pour le reste de la pĂ©riode pour laquelle vous avez payĂ©. DĂ©couvrez-en plus ici.
Puis-je / comment puis-je télécharger des livres ?
Pour le moment, tous nos livres en format ePub adaptĂ©s aux mobiles peuvent ĂȘtre tĂ©lĂ©chargĂ©s via l’application. La plupart de nos PDF sont Ă©galement disponibles en tĂ©lĂ©chargement et les autres seront tĂ©lĂ©chargeables trĂšs prochainement. DĂ©couvrez-en plus ici.
Quelle est la différence entre les formules tarifaires ?
Les deux abonnements vous donnent un accĂšs complet Ă  la bibliothĂšque et Ă  toutes les fonctionnalitĂ©s de Perlego. Les seules diffĂ©rences sont les tarifs ainsi que la pĂ©riode d’abonnement : avec l’abonnement annuel, vous Ă©conomiserez environ 30 % par rapport Ă  12 mois d’abonnement mensuel.
Qu’est-ce que Perlego ?
Nous sommes un service d’abonnement Ă  des ouvrages universitaires en ligne, oĂč vous pouvez accĂ©der Ă  toute une bibliothĂšque pour un prix infĂ©rieur Ă  celui d’un seul livre par mois. Avec plus d’un million de livres sur plus de 1 000 sujets, nous avons ce qu’il vous faut ! DĂ©couvrez-en plus ici.
Prenez-vous en charge la synthÚse vocale ?
Recherchez le symbole Écouter sur votre prochain livre pour voir si vous pouvez l’écouter. L’outil Écouter lit le texte Ă  haute voix pour vous, en surlignant le passage qui est en cours de lecture. Vous pouvez le mettre sur pause, l’accĂ©lĂ©rer ou le ralentir. DĂ©couvrez-en plus ici.
Est-ce que De aquí nadie sale vivo est un PDF/ePUB en ligne ?
Oui, vous pouvez accĂ©der Ă  De aquĂ­ nadie sale vivo par Jerry Hopkins, Danny Sugerman, Ricard Gil en format PDF et/ou ePUB ainsi qu’à d’autres livres populaires dans Medios de comunicaciĂłn y artes escĂ©nicas et BiografĂ­as musicales. Nous disposons de plus d’un million d’ouvrages Ă  dĂ©couvrir dans notre catalogue.
imagen
imagen

03

-¿Sabes qué deberíamos hacer?
Jim estaba estirado en la cama, mirando al techo. Utilizaba la voz que sus amigos conocían tan bien: una sorprendente amalgama de tosca ironía y vago sarcasmo que hacía preguntarse a quien le oía si hablaba en serio o se estaba burlando. A veces Jim utilizaba esa voz para disfrazar sus crueles burlas. Otras, como ahora, con su amigo de la Universidad Estatal de Florida, Sam Kilman, que había aparecido por Los Ángeles poco después de terminar las clases, la utilizaba para disimular sus dudas sobre la sugerencia que estaba a punto de hacer.
—No —dijo Sam—. ÂżQuĂ©?
—Montar un grupo de rock —dijo Jim, sin dejar de mirar al techo.
—Jo, tĂ­o, hace siete años que no toco la baterĂ­a
 ÂżY tĂș quĂ© harĂ­as?
Jim se incorporĂł.
—Yo cantarĂ©. —Se puso a tararear las palabras—. Yooo
. caaantaaré 
Sam miró a Jim, incrédulo.
—¿TĂș sabes cantar? —le preguntĂł.
—¡Claro que no, joder! ÂĄYo no sĂ© cantar! —gritĂł Jim.
—Muy bien, Jim, digamos que montamos el grupo de rock, y digamos que sabes cantar, lo cual no es cierto; ¿cómo lo vamos a llamar?
—The Doors. Por un lado está lo conocido. Y por otro, lo desconocido. Y lo que separa las dos cosas es una puerta, y ahí es donde yo quiero estar. Quieeeeroo ser la pueeerrrtaaa

John DeBella y Phil Oleno se habían ido a México; Dennis Jakob y Felix Venable se habían quedado en Venice; Jim pensó en trasladarse a Nueva York, pero permaneció unas semanas en Los Ángeles Oeste, buscando trabajo con Sam; entonces, Jim también se trasladó a Venice. Escapó sería una palabra mås adecuada, porque el traslado fue precedido por una crisis que le dejó muy tocado. El 14 de julio se presentó a la revisión médica del Ejército y, dos días después, se enteró de que había sido admitido, lo cual significaba que perdía la prórroga por estudios y que se encontraba en situación 1-A.
Jim pensĂł con rapidez. HabĂ­a mentido al Gobierno diciendo que todavĂ­a estaba matriculado en la UCLA, pero ya debĂ­an de haberse enterado de lo contrario. Al dĂ­a siguiente, fue al despacho del secretario general de la universidad y puso su nombre en varias asignaturas que no tenĂ­a ninguna intenciĂłn de cursar.
Venice era ideal para Jim. La pequeña comunidad artística atraía cada día a mås y mås gente con el pelo largo, desertores y artistas. Los cuerpos cubrían la playa, las panderetas sonaban alegremente al ritmo de docenas de transistores; los perros perseguían frisbees; círculos de piernas cruzadas y tejanos azules fumaban hierba; se vendía LSD detrås del mostrador del supermercado, San Francisco tenía Haight, y Los Ángeles tenía Venice. La era hippy estaba empezando.
Jim era uno de los vagabundos anónimos de pelo largo, camiseta y tejanos. Durante un tiempo vivió con Dennis Jakob en una choza al borde de un canal contaminado, y mås tarde se trasladó al tejado de un almacén vacío. Tenía una vela para iluminarse, un mechero Bunsen para calentar las latas de comida y una manta para no pasar frío. Raras veces dormía o comía, excepto para engullir los buenos åcidos que estaban inundando la comunidad de la playa; y empezó a escribir, creando en un solo arrebato de lucidez mås material del que nunca compondría en tan poco tiempo.
«VerĂĄs —decĂ­a—, el nacimiento del rock and roll coincidiĂł con mi adolescencia, con mi toma de conciencia. Era realmente excitante, aunque en aquella Ă©poca no podĂ­a permitirme pensar racionalmente que yo mismo pudiera hacerlo. Supongo que durante todo aquel tiempo estuve acumulando inconscientemente la inclinaciĂłn y el valor. Mi subconsciente lo estaba preparando todo. Yo no pensaba en ello. Simplemente pensaba. EscuchĂ© un concierto entero, con un grupo, un cantante y un pĂșblico, mucho pĂșblico. Esas cinco o seis primeras canciones que escribĂ­ eran solo anotaciones que tomĂ© durante un fantĂĄstico concierto de rock que tenĂ­a lugar dentro de mi mente».
Aunque lo que estaba a punto de ocurrirle a Jim no estaba en absoluto preconcebido, sĂ­ era consciente de la mĂșsica que sonaba en el interior de sus oĂ­dos, que pedĂ­a permiso para salir al exterior.
«De hecho, creo que la mĂșsica vino a mi mente antes que nada, y entonces me inventĂ© una letra que encajara con la melodĂ­a, algĂșn tipo de sonido. PodĂ­a escucharlo y, como no podĂ­a anotarlo musicalmente, la Ășnica forma de recordarlo era intentar ponerle una letra. Y muchas veces terminaba una letra y ya no podĂ­a acordarme de la melodĂ­a».
Hola, te quiero.
ÂżNo vas a decirme cĂłmo te llamas?
Hola, te quiero.
Deja que me zambulla en tu juego.
En 1965, tres años antes de que el mundo escuchara «Hello, I Love You», Jim estaba sentado en la arena de la playa de Venice, mirando cómo una joven negra, alta y delgada, se acercaba insinuåndose hacia él.
La acera se agacha a sus pies
como un perro mendigando algo dulce.
Idiota, Âżesperas que ella lo entienda?
ÂżEsperas coger esa oscura joya?
Para «End of the Night» Jim se inspirĂł en una novela del apologista nazi y pesimista adamantino francĂ©s Louis-Ferdinand CĂ©line, Viaje al fin de la noche: «Coge la autopista hasta el final de la noche ». Una tercera canciĂłn, «Soul Kitchen», estaba dedicada a Olivia’s, un pequeño restaurante de cocina sureña, cerca del centro comercial de Venice, donde Jim podĂ­a comer un gran plato de costillas, judĂ­as y pan de maĂ­z por 85 centavos, y cenar un bistec por un dĂłlar veinticinco. Otra canciĂłn, «My Eyes Have Seen You», incluĂ­a una descripciĂłn de todas las antenas de televisiĂłn que Jim veĂ­a desde el tejado donde vivĂ­a: «Contemplando una ciudad bajo cielos de televisiĂłn ».
Por muy obvia que fuera la inspiraciĂłn de estas canciones, no eran ordinarias. Incluso la mĂĄs simple de todas tenĂ­a un giro enigmĂĄtico y visionario, un ritmo, una frase o una imagen que daba a los versos una fuerza peculiar. Como cuando insertĂł la frase: «Las caras parecen feas cuando estĂĄs solo» en «People Are Strange». Y en la canciĂłn sobre Olivia’s aparece este verso: «Tus dedos tejen rĂĄpidos minaretes / hablando en alfabetos secretos. / Enciendo otro cigarrillo. / Aprendo a olvidar, aprendo a olvidar, aprendo a olvidar».
Estas primeras canciones-poemas conectaban con la oscuridad por la que Jim se sentĂ­a tan atraĂ­do, que sentĂ­a como parte de Ă©l. Las visiones de muerte y locura se expresaban terrorĂ­fica y compulsivamente. En un poema que despuĂ©s formarĂ­a parte de una obra mĂĄs extensa, «The Celebration of the Lizard», Jim escribiĂł: «Una vez yo tenĂ­a un juego. / Me gustaba replegarme dentro de mi cerebro. / Creo que ya sabes a quĂ© juego me refiero, / me refiero al juego de volverse loco ». En «Moonlight Drive», una agradable canciĂłn de amor con unas imĂĄgenes tan poderosas que actuaba sobre los sentidos mĂĄs como un cuadro que como un poema, Jim escribiĂł este sorprendente final: «Venga, nena, daremos una vueltecita. / Bajaremos hasta la orilla del mar. / Venga, agĂĄrrate fuerte, / nena, esta noche nos ahogaremos. / HĂșndete, hĂșndete, hĂșndete ».
Una vez escritas las canciones, en palabras de Jim, «tenía que cantarlas». En agosto llegó su oportunidad, cuando se encontró a Ray Manzarek caminando por la playa de Venice.
—¡Eh, tío!
—Hola, Ray, ¿cómo te va?
—Bien. Creía que te habías ido a Nueva York.
—No, me he quedado por ahí. Vivo con Dennis. Estoy escribiendo.
—¿Escribiendo? ÂżQuĂ© escribes?
—Nada del otro mundo —dijo Jim—. Unas canciones.
—¿Canciones? —preguntó...

Table des matiĂšres

Normes de citation pour De aquĂ­ nadie sale vivo

APA 6 Citation

Hopkins, J., & Sugerman, D. (2019). De aquí nadie sale vivo ([edition unavailable]). CAPITÁN SWING LIBROS. Retrieved from https://www.perlego.com/book/1915887/de-aqu-nadie-sale-vivo-la-vida-de-jim-morrison-pdf (Original work published 2019)

Chicago Citation

Hopkins, Jerry, and Danny Sugerman. (2019) 2019. De Aquí Nadie Sale Vivo. [Edition unavailable]. CAPITÁN SWING LIBROS. https://www.perlego.com/book/1915887/de-aqu-nadie-sale-vivo-la-vida-de-jim-morrison-pdf.

Harvard Citation

Hopkins, J. and Sugerman, D. (2019) De aquí nadie sale vivo. [edition unavailable]. CAPITÁN SWING LIBROS. Available at: https://www.perlego.com/book/1915887/de-aqu-nadie-sale-vivo-la-vida-de-jim-morrison-pdf (Accessed: 15 October 2022).

MLA 7 Citation

Hopkins, Jerry, and Danny Sugerman. De Aquí Nadie Sale Vivo. [edition unavailable]. CAPITÁN SWING LIBROS, 2019. Web. 15 Oct. 2022.