Cuestiones gramaticales
ADJETIVOS
El adjetivo: definiciĂłn
El adjetivo tiene como función modificar al sustantivo, por un lado, y, por otro, aportar significados muy variados. En muchas ocasiones, denota propiedades o cualidades del sustantivo al que acompaña.
El orden de los factores sĂ altera el producto
ÂżLo recuerdan? Cuando estudiĂĄbamos matemĂĄticas, a la pregunta de si daba igual la operaciĂłn 8 x 4 que 4 x 8, don Leopoldo, que fue mi primer profesor de la materia en 1.Âș de Bachillerato, y una persona excepcional, decĂa rĂĄpidamente: «El orden de los factores no altera el producto». Pues en el caso de los adjetivos calificativos ese orden altera, en algunos casos completamente, el producto.
En nuestra lengua, la posiciĂłn habitual del adjetivo es pospuesta al nombre. AsĂ, Me he comido una manzana jugosa suele ser preferible en el habla normal al mĂĄs literario jugosa manzana. En esos casos, nos irĂamos a las matemĂĄticas y, efectivamente, el orden no altera el resultado; en los dos ejemplos era una buena manzana para comĂ©rsela.
Veamos ahora el caso de los llamados adjetivos valorativos. Esto que pasa de forma recurrente con las matemĂĄticas no ocurre siempre con ciertos adjetivos. Yo tengo mĂĄs de sesenta años y llevo impartiendo docencia mĂĄs de cuarenta. ÂżQuĂ© dirĂan ustedes de mĂ, que soy un profesor viejo o un viejo profesor? Hace años, serĂa ambas cosas, sin duda, porque recuerdo a mi padre con cincuenta y me parecĂa un señor muy mayor, casi un anciano. Actualmente, la edad cronolĂłgica no se acompasa con la biolĂłgica como antes y, ni mucho menos, con la edad que uno siente por dentro. Por ello, yo me defino como un viejo profesor, es decir, con bastantes años de profesiĂłn a mis espaldas, pero no como un profesor viejo, porque, ademĂĄs de estar todavĂa en activo, me siento interiormente mucho mĂĄs joven de lo que indica mi carnĂ© de identidad.
Este mismo procedimiento lo podemos aplicar con viejo amigo o amigo viejo, y asĂ, distinguimos perfectamente a los amigos de la vieja frase inglesa Old friends are the best friends (âLos viejos amigos son los mejores amigosâ, o sea, los de la infancia o los del colegio) de esos otros amigos de nuestros padres que acababan siendo tambiĂ©n nuestros en poco tiempo y que eran, lĂłgicamente, amigos de mucha edad. Y, para no cansarlos, sucederĂa lo mismo con hombre grande y gran hombre.
En cuanto a los adjetivos relacionales, se comportan de manera muy disciplinada, pasan de todas estas cuestiones y van siempre a tiro fijo: se dice queso manchego pero no manchego queso, y hay algunos otros cuya colocaciĂłn responde mĂĄs bien a una intenciĂłn subjetiva: un amanecer triste es mĂĄs objetivo que un triste amanecer.
En cuanto al uso y el significado de algunos elementos relacionales (sustantivos y adjetivos), se dan confusiones frecuentes entre uno y otro. Por ejemplo:
anual (adj.) | que se repite cada año |
bienio (sust.) | periodo de dos años |
bianual (adj.) | que se repite dos veces al año |
bienal (adj.) | que se repite cada dos años o dura dos años |
trienal (adj.) | que sucede o se repite cada trienio |
cuatrienal (adj.) | que sucede o se repite cada cuatrienio |
decenio (sust.) | periodo de diez años sucesivos cualesquiera |
decenal (adj.) | que se repite cada diez años |
década (sust.) | serie de diez años (2040-2050) |
mensual (adj.) | que se repite cada mes |
bimensual (adj.) | que se repite dos veces al mes |
bimestral (adj.) | que se repite cada dos meses o dura dos (bimestre) |
semestral (adj.) | que se repite cada seis meses o dura seis (semestre) |
quincena (sust.) | espacio de quince dĂas |
quincenal (adj.) | que se repite cada quince dĂas |
semanal (adj.) | que se repite cada semana |
Hablando de decenios, hay varias formas de nombrarlos: la mås obvia es el decenio 2020-2030; la mås corriente hoy, que es calco del inglés: los años veinte; la fórmula clåsica: la década de los veinte.
Por Ășltimo, estĂĄn los adjetivos especificativos descriptivos, que tienen la misiĂłn de descubrirnos aquello que buscamos entre otros muchos objetos de su especie. Me explico: ÂżDĂłnde vives? En la casa pequeña. AsĂ, de entre todas las que hay en la calle, la mĂa es la pequeña, y otra cosa muy distinta es cĂłmo es la casa: Mi casa es pequeña o Vivo en una pequeña casa.
De los grados no centĂgrados del adjetivo
Estoy muy casado
Vamos a tratar ahora de la gradaciĂłn del adjetivo, es decir, lo que llamĂĄbamos el grado positivo âaltoâ, el comparativo âmĂĄs altoâ y el superlativo âmuy alto o altĂsimoâ. Y hablaremos concretamente de dos grupos de adjetivos: los que no pueden tener gradaciĂłn, porque en sĂ mismos ya expresan un estado que no admite ningĂșn tipo de escala, o aquellos otros que no añaden al nombre ninguna cualidad inteligente ni con matices ni enriquecedora porque ya la portan consigo.
Entre los de imposible gradaciĂłn, situarĂamos el que aparece en el epĂgrafe que da tĂtulo a este apartado. Yo puedo estar o no casado. Y punto. Ni mĂĄs casado que otro ni casadĂsimo, aunque lleve mĂĄs de 30 años de matrimonio con la misma mujer. Me dirĂĄn ustedes: pero, en el habla coloquial, pueden añadir cierta ironĂa o guasa. SĂ, claro, pero no es caso de andar siempre hablando sin tener en cuenta el buen uso de la lengua. AsĂ, no cabrĂan en un habla lĂłgica los adjetivos del tipo solterĂsimo, muertĂsimo o rechazadĂsimo, porque con soltero, muerto y rechazado tengo todo el grado significativo que necesito.
Otra cuestiĂłn es la metĂĄfora, la lengua literaria, cierta expresividad del lenguaje a la que recurro para informar de una situaciĂłn desde mi punto de vista, como cuando digo: EstĂĄ mĂĄs muerto que vivo, como descripciĂłn de alguien cuyo aspecto o cuyo modo de tomarse las cosas estĂĄ mĂĄs prĂłximo al final de la vida o lo asemeja a un fiambre (interesante viaje semĂĄntico de esta forma de preparar alimentos frĂos que ha pasado tambiĂ©n a designar muertos, sobre todo en las pelĂculas policĂacas de serie B).
Ahora toca el turno de aquellos que no soportan el anĂĄlisis del recto significado. Escucho con frecuencia que se va a dar esta u otra noticia acaecida en un pueblecito pequeño. ÂżCabe en cualquier cabeza que digamos que Madrid es un pueblecito? La ciudad mĂĄs bonita y acogedora de Europa es todo menos un pueblecito, lo fue, efectivamente, como todas las grandes urbes en su inicio, un pueblo mĂĄs o menos grande que, luego, por mor de las decisiones reales, pasĂł de burgo a villa y, a partir de ahĂ, a crecer sin parar hasta convertirse en lo que hoy con toda claridad llamarĂamos ciudad. El tĂ©rmino pueblecito tiene, por tanto, valor apreciativo y, obviamente, no...