eBook - ePub
Cuentos de amor de locura y de muerte
Horacio Quiroga
This is a test
Partager le livre
- 192 pages
- Spanish
- ePUB (adapté aux mobiles)
- Disponible sur iOS et Android
eBook - ePub
Cuentos de amor de locura y de muerte
Horacio Quiroga
DĂ©tails du livre
Aperçu du livre
Table des matiĂšres
Citations
Ă propos de ce livre
El amor, la locura y la muerte van juntos. Uno desencadena al otro. En esta colecciĂłn de cuentos, encontramos que estos estados se ligan en los mismos de una forma prĂĄcticamente sĂłlida. Los relatos cargados de dolor, traiciĂłn, maldad, misterio, crueldad, abandono, soledad e indiferencia concluyen en los finales mĂĄs imprevistos.
Foire aux questions
Comment puis-je résilier mon abonnement ?
Il vous suffit de vous rendre dans la section compte dans paramĂštres et de cliquer sur « RĂ©silier lâabonnement ». Câest aussi simple que cela ! Une fois que vous aurez rĂ©siliĂ© votre abonnement, il restera actif pour le reste de la pĂ©riode pour laquelle vous avez payĂ©. DĂ©couvrez-en plus ici.
Puis-je / comment puis-je télécharger des livres ?
Pour le moment, tous nos livres en format ePub adaptĂ©s aux mobiles peuvent ĂȘtre tĂ©lĂ©chargĂ©s via lâapplication. La plupart de nos PDF sont Ă©galement disponibles en tĂ©lĂ©chargement et les autres seront tĂ©lĂ©chargeables trĂšs prochainement. DĂ©couvrez-en plus ici.
Quelle est la différence entre les formules tarifaires ?
Les deux abonnements vous donnent un accĂšs complet Ă la bibliothĂšque et Ă toutes les fonctionnalitĂ©s de Perlego. Les seules diffĂ©rences sont les tarifs ainsi que la pĂ©riode dâabonnement : avec lâabonnement annuel, vous Ă©conomiserez environ 30 % par rapport Ă 12 mois dâabonnement mensuel.
Quâest-ce que Perlego ?
Nous sommes un service dâabonnement Ă des ouvrages universitaires en ligne, oĂč vous pouvez accĂ©der Ă toute une bibliothĂšque pour un prix infĂ©rieur Ă celui dâun seul livre par mois. Avec plus dâun million de livres sur plus de 1 000 sujets, nous avons ce quâil vous faut ! DĂ©couvrez-en plus ici.
Prenez-vous en charge la synthÚse vocale ?
Recherchez le symbole Ăcouter sur votre prochain livre pour voir si vous pouvez lâĂ©couter. Lâoutil Ăcouter lit le texte Ă haute voix pour vous, en surlignant le passage qui est en cours de lecture. Vous pouvez le mettre sur pause, lâaccĂ©lĂ©rer ou le ralentir. DĂ©couvrez-en plus ici.
Est-ce que Cuentos de amor de locura y de muerte est un PDF/ePUB en ligne ?
Oui, vous pouvez accĂ©der Ă Cuentos de amor de locura y de muerte par Horacio Quiroga en format PDF et/ou ePUB ainsi quâĂ dâautres livres populaires dans Literatur et Antike & klassische literarische Sammlungen. Nous disposons de plus dâun million dâouvrages Ă dĂ©couvrir dans notre catalogue.
Informations
Sujet
LiteraturCuentos de amor
de locura
y de muerte
Una estaciĂłn de amor
Primavera
Era el martes de Carnaval. NĂ©bel acababa de entrar en el corso, ya al oscurecer, y mientras deshacĂa un paquete de serpentinas mirĂł al carruaje de adelante. Extrañado de una cara que no habĂa visto en el coche la tarde anterior, preguntĂł a sus compañeros:
âÂżQuiĂ©n es? No parece fea.
âÂĄUn demonio! Es lindĂsima. Creo que sobrina, o cosa asĂ, del doctor Arrizabalaga. LlegĂł ayer, me parece...
NĂ©bel fijĂł entonces atentamente los ojos en la hermosa criatura. Era una chica muy joven aĂșn, acaso no mĂĄs de catorce años, pero ya nĂșbil.1 TenĂa, bajo el cabello muy oscuro, un rostro de suprema blancura, de ese blanco mate y raso que es patrimonio exclusivo del cutis muy fino. Ojos azules, largos, perdiĂ©ndose hacia las sienes entre negras pestañas. Tal vez un poco separados, lo que da, bajo una frente tersa, aire de mucha nobleza o gran terquedad. Pero sus ojos, tal como eran, llenaban aquel semblante en flor con la luz de su belleza. Y al sentirlos NĂ©bel detenidos un momento en los suyos, quedĂł deslumbrado.
âÂĄQuĂ© encanto! âmurmurĂł, quedando inmĂłvil con una rodilla en el almohadĂłn del surrey.2 Un momento despuĂ©s las serpentinas volaban hacia la victoria.3 Ambos carruajes estaban ya enlazados por el puente colgante de papel, y la que lo ocasionaba sonreĂa de vez en cuando al galante muchacho.
Mas aquello llegaba ya a la falta de respeto a personas, cocheros y aĂșn al carruaje: las serpentinas llovĂan sin cesar. Tanto fue, que las dos personas sentadas atrĂĄs se volvieron y, bien que sonriendo, examinaron atentamente al derrochador.
âÂżQuiĂ©nes son? âpreguntĂł NĂ©bel en voz baja.
âEl doctor Arrizabalaga... Cierto que no lo conoces. La otra es la madre de tu chica... Es cuñada del doctor.
Como en pos del examen, Arrizabalaga y la señora se sonrieran francamente ante aquella exuberancia de juventud, Nébel se creyó en el deber de saludarlos, a lo que respondió el terceto con jovial condescendencia.
Este fue el principio de un idilio que durĂł tres meses, y al que NĂ©bel aportĂł cuanto de adoraciĂłn cabĂa en su apasionada adolescencia. Mientras continuĂł el corso, y en Concordia se prolonga hasta horas increĂbles, NĂ©bel tendiĂł incesantemente su brazo hacia adelante, tan bien que el puño de su camisa, desprendido, bailaba sobre la mano.
Al dĂa siguiente, se reprodujo la escena; y como esta vez el corso se reanudaba de noche con batalla de flores, NĂ©bel agotĂł en un cuarto de hora cuatro inmensas canastas. Arrizabalaga y la señora se reĂan, volviendo la cabeza a menudo, y la joven no apartaba casi sus ojos de NĂ©bel. Este echĂł una mirada de desesperaciĂłn a sus canastas vacĂas. Mas sobre el almohadĂłn del surrey quedaba aĂșn uno, un pobre ramo de siemprevivas y jazmines del paĂs. NĂ©bel saltĂł con Ă©l sobre la rueda de los jazmines del paĂs.
NĂ©bel saltĂł con Ă©l por sobre la rueda del surrey, dislocose casi un tobillo, y corriendo a la victoria, jadeante, empapado en sudor y con el entusiasmo a flor de ojos, tendiĂł el ramo a la joven. Ella buscĂł atolondradamente otro, pero no lo tenĂa. Sus acompañantes se reĂan.
âÂĄPero, loca! âle dijo la madre, señalĂĄndole el pechoâ. ÂĄAhĂ tienes uno!
1 NĂșbil: persona, en especial mujer, que estĂĄ en edad de contraer matrimonio.
2 Surrey: carruaje ligero tirado por caballos de cuatro ruedas, que tiene dos o cuatro asientos.
3 Victoria: carruaje con dos asientos, abierto y con capota.
El carruaje arrancaba al trote. NĂ©bel que habĂa descendido afligido del estribo, corriĂł y alcanzĂł el ramo que la joven le tendĂa con el cuerpo casi fuera del coche.
NĂ©bel habĂa llegado tres dĂas atrĂĄs de Buenos Aires, donde concluĂa su bachillerato. HabĂa permanecido allĂĄ siete años, de modo que su conocimiento de la sociedad actual de Concordia era mĂnimo. DebĂa quedar aĂșn quince dĂas en su ciudad natal, disfrutados en pleno sosiego de alma, sino de cuerpo. Y he aquĂ que desde el segundo dĂa perdĂa toda su serenidad. Pero en cambio, ÂĄquĂ© encanto!
âÂĄQuĂ© encanto! âse repetĂa pensando en aquel rayo de luz, flor y carne femenina que habĂa llegado a Ă©l desde el carruaje. Se reconocĂa real y profunda...