âDER VIDERKOLâ
(1898)
Sobre la creaciĂłn de Der Viderkol [El eco] nos cuenta su redactor, Mijl Hacohen Sinay, en el feuilleton:
âEl humilde Mijele caminaba, dudoso y preocupado, con sus esperanzas caĂdas, hasta que sus fuerzas se agotaron y sus pies ya no pudieron mantener su cuerpo. De esta manera se lamentaba de que sus padres (el Rab Sinay fue enviado por David Fainberg como rabino y colono desde la GobernaciĂłn de Grodno âP.K.) no le habĂan enseñado ningĂșn oficio y Ă©l no tenĂa dinero para realizar ningĂșn negocioâŠ
Pero escuchen hasta quĂ© es capaz de hacer un litvak cabeza dura. Y fue el dĂa, en un dĂa muy caluroso, con el sol quemando y asando, y Mijele (esto debe leerse âMejeleâ âP.K.) caminaba por las ruidosas calles de Buenos Aires buscando trabajo⊠Y asĂ iba.
De pronto, se detuvo. Vio un tranvĂa por la calle y un pequeño joven, de esos que van llevando los diarios y se suben al primer escalĂłn del tranvĂa, empezĂł a gritar a viva voz: âÂĄLa Prensa! ÂĄLa NaciĂłn! ÂĄLa Capital! ÂĄNueva Ăpoca!â y asĂ sucesivamenteâŠ
â ÂĄNo hay entre todos los pueblos un pueblo como el de Israel en la Argentina! âgritĂł de pronto, pensando en esta escena.â ÂĄCada pueblo tiene un periĂłdico en su lengua, cada pueblo se vanagloria y escucha su literatura, pero el de Israel todavĂa no! ÂĄTantos judĂos hay aquĂ en la Argentina y seguramente se encuentran entre ellos tantos escritores y maskilim a los que la pluma judĂa no les es extraña, y sin embargo aquĂ no hay un periĂłdico judĂoâŠ! Entonces seamos los primeros⊠Probemos⊠¥SĂ, pensado y realizadoâŠ!
Un eco sonĂł en sus pensamientos:
â ÂĄAsĂ serĂĄ! ÂĄMijl, ya vas a tener trabajoâŠ!â
Ăl ya se disponĂa a irse del lugar donde estaba parado, pero se encontrĂł de pronto con una persona, un judĂo petiso con una barbita negra, que le hizo un amplio y cĂĄlido scholem aleijem .
â ÂĄReb Joel! âlo saludĂł sorprendido Mijl, y le dijo:â ÂĄScholem aleijem!
âMijl, ÂżquĂ© estĂĄs haciendo acĂĄ?
Reb Joel era el señor Joel Rosenblit , uno de los inmigrantes podolier de Kamenetz colonizados por la JCA en MoisĂ©s Ville, que le contĂł quĂ© estaba sucediendo en la colonia, donde el administrador Cohan se estaba vengando de una manera vergonzosa con los colonos porque ellos habĂan enviado una delegaciĂłn a ParĂs para quejarse por la direcciĂłn de Buenos Aires (en esa delegaciĂłn tambiĂ©n estaba el rabino Sinay ). A Rosenblit, la administraciĂłn de la colonia le habĂa robado lo que Ă©l habĂa comprado con su propio trabajo: sus caballos y sus vacas. Y no solo a Ă©l le habĂa pasado. TambiĂ©n a Meir Schapiro, Leibze Levisman, Hirsh Tzainshtejer y a la familia de Mijl Hacohen Sinay . Por eso su padre, el rabino, habĂa viajado a ParĂs como delegado contra la administraciĂłn de Cohan.
El propĂłsito de Der Viderkol era, en los dos primeros nĂșmeros, contar lo que ocurrĂa en la colonia. Hubo un tercer nĂșmero, pero la continuaciĂłn no fue inmediata.
Ahora describirĂ© mĂĄs sobre Der Viderkol, tal como me fue transmitido por el señor Joel Rosenblit, creador y administrador de este periĂłdico, que luego participĂł de Der Idisher Fonograf [El fonĂłgrafo judĂo].
El señor Rosenblit tenĂa desde hacĂa mucho tiempo la idea de fundar un periĂłdico en la Argentina porque los judĂos se interesaban aquĂ tambiĂ©n por lo que pasaba entonces en el mundo: el proceso Dreyfus , el sionismo , la guerra española-americana por Cuba y la polĂtica europea a propĂłsito de JapĂłn, con Rusia a la cabeza.
Este judĂo tan inteligente era de Kamenetz, y cuando el administrador Cohan quiso acabar con sus ideales de trabajar la tierra, tuvo que venir a Buenos Aires a buscar otro oficio ya que conocimientos no le faltaban. Entonces tomĂł para sĂ como muy importante la idea de crear un periĂłdico judĂo. QuerĂa que sus textos llegaran hasta los diarios mĂĄs importantes de aquel momento âcomo el Folks Advocat y el Yiddisher Express, de Nueva York; o Ha-Yehudi, de Londresâ para que se supiera sobre los colonos y cĂłmo hombres y mujeres eran alojados en una cueva hĂșmeda, donde les pegaban toda la noche con la ayuda de policĂas rentadosâŠ
Pero ÂżcĂłmo podĂa imprimir este periĂłdico si en Buenos Aires todavĂa no existĂa la imprenta ? AsĂ fue que el hijo del rabino pensĂł que si no serĂa con tipografĂa, serĂa con litografĂa. Para las celebraciones, habĂa gente que enviaba notas talladas y eso fue tomado como ejemplo para el primer nĂșmero de Der Viderkol, que fue escrito como un Sidur .
Rosenblit y Sinay fueron a una casa de litografĂa llamada La Teatral, que quedaba en Cerrito 136, y el negocio se puso en marcha .
Portada del primer nĂșmero de Der Viderkol, que apareciĂł el 8 de marzo de 1898.
Mijl Hacohen Sinay contratĂł a Abraham Vermont, que habĂa olfateado la llegada del periĂłdico. Vermont era una persona muy leĂda, que sabĂa muchos idiomas y que maravillaba al joven redactor con su conocimiento de las ideas y su interĂ©s por los judĂos que vivĂan entre la Cruz y la Media Luna. Este tema le preocupaba a Vermont y sobre Ă©l escribirĂa cada semana durante quince años en su propio periĂłdico, Die Volks Stimme. Vermont podĂa publicar sin parar sobre estos asuntos y trabajar sin ningĂșn tipo de sistema, repitiendo los mismos cuentos una y otra vez .
Con toda la honestidad de un redactor y la responsabilidad para con la lengua Ădish, y con sumo cuidado para que no apareciera el vocabulario vulgar que reprodujera las palabras de la calle, Mijl Hacohen Sinay se sentĂł cuando tuvo modelado el periĂłdico en su cabeza y comenzĂł a tallar en la piedra de la litografĂa como las letras de un Sidur en Ădish , en un estilo mĂĄs elevado : âÂĄA los estimados lectores! Hacemos conocer a travĂ©s de esteâŠâ. AsĂ, o en un estilo parecido, fue escrito casi todo el primer nĂșmero , que fue completado con la ayuda de Abraham Vermont. Solo en los feuilletones se olvidaron los redactores del âgran estiloâ y cayeron en el Ădish popular callejero.
El primer artĂculo de Der Viderkol estĂĄ escrito como una charla entre dos personajes, Shmerl y Berl, que discuten sobre la posibilidad de comprar Palestina. Es un feuilleton firmado por el pseudĂłnimo de Bilam Ben Coraj , que continĂșa hasta el tercer nĂșmero (el Ășltimo), sin concluir. El escritor parece simpatizar disimuladamente con el socialismo (influenciado por la defensa de Jaures y Zola a Dreyfus), y luego con los sionistas que quieren comprar Palestina.
Otros artĂculos atacan a los activistas sionistas y a los administradores de la JCA, pero no por sus pecados comunitarios, sino por la falta de status: uno fue un changador en Odesa; el otro, un planchador de sombreros⊠Luego hay un artĂculo sobre las relaciones entre Chile y la Argentina. TambiĂ©n hay otro, el mĂĄs fervoroso, de Gershom Bartz, con mucho descontento sobre la vida de los colonos de MoisĂ©s Ville; el feuilleton de Mijl Sinay sobre Der Viderkol; y el espacio donde Abraham Vermont escribe sobre polĂtica, historia, geografĂa y otras maravillas, dictando moral a los judĂos ya que no escriben como si sus textos fueran parte de un ĂĄlbum que los italianos enviaran a Ămile Zola para su defensa a Dreyfus. Se pide tambiĂ©n el traslado de los huesos de Julius Popper , que era un judĂo rumano, del cementerio cristiano de la Recoleta a un sitio judĂo. Hay una sĂĄtira sobre los diez mandamientos, donde no se perdona nada a nadie . Todo Vermont lo escribe en daytchmerish mezclado con rumano.
Mijl Hacohen Sinay firma un poema, âDer ner tomidâ [âLa llama eternaâ], que empieza de esta manera en su primer verso:
âYo me deslumbro ante la fuerza
del antiguo Israel,
que estĂĄ escondida tan fuertemente,
muy dentro de mi almaâ.
Un buen ejemplo del estilo de Der Viderkol es esta muestra de su artĂculo principal, desde aquĂ hasta el final:
âA todo el que se interese por nosotros, le es conocido que la polĂtica de la Argentina (me confieso) estĂĄ gobernada por una mezcla de realidad y de un nudo que no se puede desatar, algo que no sucede en ningĂșn tipo de polĂtica exterior y que no es tan fĂĄcil de leer. Por eso tendremos que esperar el tiempo que nos darĂĄ la razĂłn sobre nuestros dichos, asĂ como el proverbio hebreo que dice:
âEl tiempo contesta todo y resuelve todas las preguntasâ.
Debemos observar y callar. Callar y esperar hasta el final, asĂ como dice el ruso: konets venchaet delo (las palabras rusas estĂĄn escritas con letras rusas ).â
Como el nĂșmero aparece el dĂa 14 del mes de Adar, que es Pesaj, incluye entonces un anuncio de matza.
La importante apariciĂłn de un periĂłdico judĂo en Buenos Aires repercutiĂł en toda la comunidad judĂa, desde Libertad hasta Callao y desde TucumĂĄn hasta Cuyo, hoy Sarmiento .
El segundo nĂșmero, que apareciĂł dos semanas mĂĄs tarde, parecĂa una reacciĂłn contra el primero. HabĂa llegado a Buenos Aires, rechazado por la JCA en ParĂs, el padre del redactor y no le habĂa gustado la actitud de su hijo ni tampoco que en el periĂłdico se insultara al administrador de MoisĂ©s Ville, con quien todavĂa necesitaba tener algĂșn contacto. AdemĂĄs, habĂa en el primer nĂșmero de Der Viderkol cierto ataque al sionismo y eso tampoco le gustĂł .
Por eso, el hijo invitĂł al padre a escribir un artĂculo bajo su firma, MRS . En ese artĂculo, Reuben Sinay diserta largamente, como dictando una clase de moral, sobre la paz, la historia judĂa, los hechos de la vida judĂa y la vida en comunidad:
âQueremos estar sentados en paz aquĂ con cada cual (pero cuando Ă©ste se haya ganado su condiciĂłn) y para acercarse a otro individuo no es bueno insultar ni hablar de mĂĄs, ni tampoco alabar demasiado. Queremos levantar la bandera de nuestro escritor Scholem Aleijem, con la cual simpatizamos, y se sabe de nuestro empredimiento gigantesco para apoyarlo. Lastimosamente, aquĂ se ha anudado el cuento con un diablo, como a propĂłsito, y estĂĄ disfrazado de Bilam Ben Coraj, quien aparece en el medio de todo estoâŠâ.
La continuaciĂłn de esa discusiĂłn ya no aparece en este nĂșmero, pero viene entonces otra cosa: âPurim Floderaiâ [âUn juego de Purimâ], firmado por âIsh Iehudiâ [âUn JudĂoâ], que es en realidad Bilam Ben Coraj (una aclaraciĂłn: es A. Vermont) . El redactor contesta con una observaciĂłn conciliadora:
âPrestigioso escritor, me veo en la obligaciĂłn de expresar mi sincero agradecimiento por su esfuerzo por enaltecer mi periĂłdicoâ.
Ăl tiene que reconocer lo interesante del artĂculo de la Hagada de Pesaj, que hablaba sobre los acontecimientos de MoisĂ©s Ville, y lo imprime; y en el tercer nĂșmero se despoja del miedo hacia su padre, el Rab, y toma una pĂĄgina entera para continuar aquella discusiĂłn.
En el segundo y en el tercer nĂșmero figura un nuevo tĂtulo, âLmen Sionâ [âPara SiĂłnâ], que hace propaganda sionista, y aparece un nuevo integrante del periĂłdico con las iniciales âL. Sh. J.â, que son, en orden invertido, las de Jacob Shimon Liachovitzky.
En el segundo nĂșmero de Der Viderkol aparecen dos poemas. Uno de ellos estĂĄ dedicado al propio periĂłdico, y su primer verso, en rima, dice asĂ:
âHace años que deambulo
y quiero llegar a la verdad,
pero lamentablemente veo por doquier
solo falsedad, estafa y mentiraâ
Estas lĂneas son muy caracterĂsticas de Liachovitzky y tambiĂ©n de su vida periodĂstica y comunitaria: Ă©l oficiaba con el socialismo, con el anarquismo y con el sionismo, como lo caractericĂ© en el capĂtulo anterior, pero tambiĂ©n con la moral. Sus actividades socialistas, anarquistas y sionistas, y tambiĂ©n las de buena moral, son por todos conocidas en Buenos Aires. Y tambiĂ©n recibieron una definiciĂłn general: la de liachovitzismo.
Liachovitzky escribiĂł un segundo poema: âVer iz main Got?â [âÂżQuiĂ©n es mi Dios?â], dedicado al señor Josef Koriman, presidente de la UniĂłn Obrera Israelita de Socorros Mutuos para Enfermos. Esta no es una poesĂa muy refinada: la primera poesĂa muestra que la segunda no es tan original. Otra âoriginalidadâ es el cuento âGeborn un geshtarben in a Hemrdeleâ [âNacido y muerto en una camisitaâ], tambiĂ©n firmado por L. Sh. J., que cuando ustedes lo leen, quieren recordar de quĂ© escritor ruso lo tradujo. Los personajes son campesinos rusos, y de pronto aparece esta frase: âCualquiera puede imaginar el amor increĂble de Anton. Cualquiera puede imaginar quĂ© terrible y quĂ© amargo es ese amor. Cualquiera puede imaginar quĂ© terrible es tener una infancia sin el amor de una madre. El amor de la madre, quĂ© dulce y quĂ© tierno es. ÂżQuiĂ©n puede imaginar la frialdad y la tristeza de vivir sin una madre? ÂżQuiĂ©n lo puede hacer mĂĄs que nosotros, los judĂos?â.
AquĂ ustedes pueden observar, tan claro como el brillo de una perla, cĂłmo el âbuscador de la verdadâ ha introducido un poco de su propio punto de vista para limpiar las señales del engaño .
Abraham Vermont y Liachovitzky son los verdaderos veteranos del periodismo judĂo argentino. Ellos son los que le dieron el primer tono, cada uno con su motivo, como se dice en la mĂșsica. Desde que el periodismo empezĂł a florecer, los dos demostraron sus caracterĂsticas especiales, que tratarĂ© de señalar a travĂ©s de sus actos en sus producciones. Pero ahora volverĂ© al redactor de Der Viderkol.
En el tercer nĂșmero, Mijl Hacohen Sinay ya estaba un poco cansado y cuando escribe âAn die Lezerâ [âA los lectoresâ] pone:
âYa dos nĂșmeros del Viderkol han aparecido y aquĂ va el tercero. ÂĄTres grandes pliegos, cuatro pĂĄginas por pliego, doce en total, y todo escrito a mano! ÂżAlguien tiene sentim...