Tiempos Pandémicos
Tratamientos a distancia. Psicoanálisis. Psicoanalistas y Pacientes Adolescentes
Martin Vul
Contadas con los dedos de una mano, podríamos pensar cuales han sido las situaciones en que la experiencia analítica, quedó atravesada en su totalidad -analistas y pacientes-, por circunstancias de una coyuntura omnipresente.
Freud, algún caso clínico relatado por Winnicott en el contexto de la guerra (bombardeo de Londres); y en un salto sin escalas para una referencia local, Argentina de fines 2001/2002 son alguna de ellas.
Podríamos pensar en esas situaciones para asemejarlas con el momento actual. Todas y todos intervenidos por una situación que por magnitud y alcance nos enfrenta a un esfuerzo de pensamiento y análisis muy singular.
Ese jueves a la noche (marzo 19), nos enfrentamos a una circunstancia inédita. El consultorio en su totalidad -tratamientos, divanes, sillones y hasta las nuevas consultas-; quedó circunscripto a pantallas de computadoras, tablets, celular, o teléfonos de línea.
Un enorme esfuerzo de reacomodamiento y cintura; también de cervicales, vista y escucha.
Todo lo demás ya lo sabemos y ha sido experienciado en este largo tiempo por todas y todos…
Desde la elección de la pared para instalar el nuevo y reducido consultorio; hasta el desarrollo progresivo en la expertise tecnológica de dispositivos y formatos.
Y en esa dirección nos hemos ido incomodando y reconvirtiendo analistas, pacientes y tratamientos.
Así una breve y escueta síntesis del panorama de este tiempo.
El desafío de la no traducción
Una de las primeras situaciones con las que hubo que salir a vérselas es con el hecho de pasar varias/ muchas horas bajo esos formatos. Si bien no son nuevos para la mayoría de los analistas, sí lo son en términos de la exclusividad y totalidad de los tratamientos. De tener unas pocas horas semanales abocados a esa experiencia, al “full time connected”.
De modo casi automático nos vemos tentados a traducir la práctica bajo el modo digital. Un imposible, por supuesto, dadas las circunstancias. Movimiento fallido desde mi perspectiva.
Cualquier intento de traducción punto a punto llevaría la marca de una copia no genuina, con consecuencias poco deseadas al interior de los tratamientos.
Entiendo y fui confirmando a lo largo de estos meses, que si bien el proceso de ese movimiento no ha sido tan duro como lo podíamos imaginar en un principio; la tentación a la traducción se ha convertido en un punto central.
¿Cómo hacer lo mismo bajo modos que no son los mismos?
O en otras palabras;
¿Cómo cambiar el encuadre sin que el encuadre cambie?
Parados en este punto, algunas preguntas se despliegan;
-¿Cómo queda intervenida la transferencia cuando abierta la pantalla se da paso a otro/nuevo registro íntimo de pacientes y analistas?
Nos encontramos de forma repentina con una importante cantidad de novedosa información de los pacientes: acceso a la intimidad de su casa, muchas veces la presencia y o la presentación de hijos y otros familiares que aparecen. Del mismo modo como también nosotros abrimos y damos nueva información a los pacientes.
Desafío en puerta: convertir en material toda esa oleada de inputs informacionales. Un interesante reto que pone a prueba nuestra versatilidad en la mirada y escucha.
-¿Qué es nuevo y qué no en este modo de abordar la práctica en la clínica a distancia? Utilizo “distancia”, término que encuentro más preciso que “virtual”, ya que este último arrastra aún hoy cierta connotación negativa.
La distancia física. La escisión entre el cuerpo físico y la palabra en sesión se torna inquietante en principio.
Quedamos expuestos y obligados a la puesta en juego del desarrollo creativo de nuestro ser analistas.
Bajo el mismo modo que la disminución o ausencia de un sentido, genera el desarrollo de otros; la reducción a un registro bidimensional del cuerpo del paciente nos enfrenta al despliegue y la agudización de nuevos modos de escucha (y mirada). Modalidades diferentes a las que siempre estuvimos acostumbrados y acomodados. De allí un punto capital de registro para no traducir sino construir modos que incorporen esas diferencias.
El cuerpo aparece entonces bajo nuevos formatos;
Mirando a la cámara;
En lugares diversos. Caminando en la calle. En búsqueda de privacidad del hablar y del decir.
En la cama. Situación con la que me he encontrado más de una vez en este tiempo con pacientes adolescentes.
A través solamente de la voz en el teléfono.
Y las muchísimas formas a las que fuimos asistiendo en este tiempo con los pacientes; las cuales conformarían un listado enorme de situaciones y circunstancias a enumerar y describir.
Todas cruzadas (e intentando no sean mezcladas), con nuevos modos en el que nuestros cuerpos/imágenes de analistas también aparecen y agregan novedad. De allí la importancia de registrar, por ejemplo, una posible captura de nuestra propia imagen, al vernos todo el tiempo en la pantalla, escuchando(nos) e interviniendo.
Situación particular que ubica al “encuadre” como uno de los ejes sobre los que nos vemos interpelados.
Acorde al par “rigidez/flexibilidad”, con el que entendemos y entendimos hasta ahora ese complejo y central concepto en la práctica clínica, se juega y jugará gran parte del devenir de los tratamientos.
Freud, Klein, Meltzer, Bleger -en los desarrollos más canónicos y ortodoxos de la concepción del setting analítico-; y más cerca Laplanche -con su formulación de la cubeta-. Todos estos desarrollos nos han acompañado a comprender el lugar central de variables e invariantes necesarias para alojar el despliegue de la Regla Fundamental; Asociación Libre y Atención Flotante.
Viene a mi ayuda en este punto Fernando Ulloa, quien con la maestría y el despliegue teórico/técnico al que nos tenía acostumbrados, desafiaba esa concepción rígida y por momentos estereotipada del encuadre. Haciéndolo jugar en el interior del campo de la sesión como un modo aliado de la intervención del analista. Un modo claro está, de entender el encuadre. Diferenciado y opuesto a un “no encuadre”.
La desestructuración, deconstrucción y la capacidad de poner el eje en una escucha dinámica y flexible, donde el encuadre acompañe, sea solidario y no obstáculo. Creo que deviene punto central en el proceso que estamos cursando; y que generará entiendo algunos movimientos que llegaron para quedarse.
Así entendido, sosteniendo el foco en...