Grandeza para cada dĂ­a
eBook - ePub

Grandeza para cada dĂ­a

Stephen R. Covey, David Hatch

Partager le livre
  1. 512 pages
  2. Spanish
  3. ePUB (adapté aux mobiles)
  4. Disponible sur iOS et Android
eBook - ePub

Grandeza para cada dĂ­a

Stephen R. Covey, David Hatch

DĂ©tails du livre
Aperçu du livre
Table des matiĂšres
Citations

À propos de ce livre

ÂĄDar lo mejor de sĂ­!
Cada revista de Selecciones presenta una historia que muestra a las personas dando lo mejor de sí, generalmente en medio de la adversidad o los desafíos. Esta colección de historias inspiradoras, las mejores de los archivos de Selecciones, ha sido compilada junto a un comentario pertinente del doctor Stephen R. Covey de tal forma que puede convertirse en un recurso impactante e inspirador para todo aquél que busque algo mås de esta vida. El formato del libro le permite utilizarlo como un estudio serio o como una lectura casual.

Entre los temas se incluyen: BĂșsqueda designificado, CĂłmo encargarse, Empecemos por dentro, La creaciĂłn del sueño, CĂłmo llevarse bien con otros, CĂłmo vencer la adversidad y CĂłmo armonizar las piezas.

Entre los escritores se encuentran algunos de los lĂ­deres y celebridades mĂĄs reconocidos y apreciados del mundo: Shakespeare, Walt Disney, Maya Angelou, Thomas Jefferson, Abraham Lincoln, Erma Bombeck, Betty Ford y muchos mĂĄs. SĂłlo Selecciones pudo realizar el trabajo de reunir esta colecciĂłn de escritos en este libro.

Foire aux questions

Comment puis-je résilier mon abonnement ?
Il vous suffit de vous rendre dans la section compte dans paramĂštres et de cliquer sur « RĂ©silier l’abonnement ». C’est aussi simple que cela ! Une fois que vous aurez rĂ©siliĂ© votre abonnement, il restera actif pour le reste de la pĂ©riode pour laquelle vous avez payĂ©. DĂ©couvrez-en plus ici.
Puis-je / comment puis-je télécharger des livres ?
Pour le moment, tous nos livres en format ePub adaptĂ©s aux mobiles peuvent ĂȘtre tĂ©lĂ©chargĂ©s via l’application. La plupart de nos PDF sont Ă©galement disponibles en tĂ©lĂ©chargement et les autres seront tĂ©lĂ©chargeables trĂšs prochainement. DĂ©couvrez-en plus ici.
Quelle est la différence entre les formules tarifaires ?
Les deux abonnements vous donnent un accĂšs complet Ă  la bibliothĂšque et Ă  toutes les fonctionnalitĂ©s de Perlego. Les seules diffĂ©rences sont les tarifs ainsi que la pĂ©riode d’abonnement : avec l’abonnement annuel, vous Ă©conomiserez environ 30 % par rapport Ă  12 mois d’abonnement mensuel.
Qu’est-ce que Perlego ?
Nous sommes un service d’abonnement Ă  des ouvrages universitaires en ligne, oĂč vous pouvez accĂ©der Ă  toute une bibliothĂšque pour un prix infĂ©rieur Ă  celui d’un seul livre par mois. Avec plus d’un million de livres sur plus de 1 000 sujets, nous avons ce qu’il vous faut ! DĂ©couvrez-en plus ici.
Prenez-vous en charge la synthÚse vocale ?
Recherchez le symbole Écouter sur votre prochain livre pour voir si vous pouvez l’écouter. L’outil Écouter lit le texte Ă  haute voix pour vous, en surlignant le passage qui est en cours de lecture. Vous pouvez le mettre sur pause, l’accĂ©lĂ©rer ou le ralentir. DĂ©couvrez-en plus ici.
Est-ce que Grandeza para cada día est un PDF/ePUB en ligne ?
Oui, vous pouvez accĂ©der Ă  Grandeza para cada dĂ­a par Stephen R. Covey, David Hatch en format PDF et/ou ePUB ainsi qu’à d’autres livres populaires dans Personal Development et Self Improvement. Nous disposons de plus d’un million d’ouvrages Ă  dĂ©couvrir dans notre catalogue.

Informations

Éditeur
HarperEnfoque
Année
2008
ISBN
9781418581220
CÓMO VENCER LA ADVERSIDAD
Si usted estĂĄ levantando una tormenta,
no espere una navegaciĂłn despejada
.
—P. P. SULLIVAN
Ya sea en el trabajo independiente o en equipo con otros, podemos esperar dificultades. Por tanto, el modo en que decidamos responder a la adversidad puede preparar o destruir nuestra habilidad para lograr los propósitos tras los que decidimos ir. Por fortuna, gran parte de las dificultades que enfrentamos en la vida obran finalmente a nuestro favor. Nos desafían. Nos enseñan. Nos hacen llegar un poco mås alto y un poco mås hondo.
Los principios que ayudan a vencer los obstĂĄculos de la vida incluyen:
Adaptabilidad
Magnanimidad
Perseverancia
16
ADAPTABILIDAD
En cuanto hay vida hay peligro.
—RALPH WALDO EMERSON
Aunque algunos individuos dejan que la adversidad incline o destruya sus espĂ­ritus, otros rĂĄpidamente se adaptan al entorno y vencen las dificultades. La habilidad de adaptarse y de dar lo mejor en situaciones difĂ­ciles es una prueba segura de Grandeza para cada dĂ­a.
A lo largo de los años Selecciones de Reader’s Digest ha publicado cientos de historias conmovedoras y dramĂĄticas de individuos que han vencido toda clase de impedimentos imaginables: ataques fĂ­sicos, pĂ©rdida de seres queridos, desesperaciĂłn econĂłmica, desastres naturales, etc. Recuerde, por ejemplo, las primeras historias de esta recopilaciĂłn, que incluyen a John Baker, Betty Ford, Walt Disney, Maya Angelou y Luba Gercak. Cada uno es relato de cĂłmo vencer la adversidad. Aunque cada sufrimiento es tan exclusivo como el individuo que lo enfrentĂł, hay algunas perlas comunes en cĂłmo se adaptan y conquistan los vencedores. Varias de ellas se demuestran en «El mensaje de los arces» y en las otras dos historias de adaptabilidad que le siguen.
EL MENSAJE DE LOS ARCES
Edward Ziegler
Lo conozco como un hombre sabio, que vive en reclusiĂłn con su esposa, pero dispuesto, dijo, a recibirme si alguna vez estaba en esa parte de Nueva Inglaterra.
Lo había oído hablar hace años y recientemente había leído varios de sus libros. Ahora lo estaba buscando, porque tenía esperanzas de que su sabiduría pudiera aliviar la melancolía que me consumía y que oscurecía mis días. Las pérdidas económicas y una antigua discapacidad se habían combinado para quitarle gran parte de sabor a mi vida.
En un día claro de invierno, lo encontré en su granja cerca de Corinth, Vermont, rodeado de campos y bosques salpicados por la nieve. Tras años de escribir, dar conferencias y ayudar a los demås, como ministro y como «médico del alma», Edgar N. Jackson estaba poniendo en pråctica ahora su propia sabiduría consigo mismo. Había sido golpeado por un grave derrame cerebral. Lo dejó paralizado del costado derecho e imposibilitado de hablar.
El pronóstico inicial había sido grave. Le dijeron a Estelle, su esposa durante cincuenta y tres años, que era improbable que recuperara el habla. Sin embargo, al cabo de pocas semanas había vuelto a obtener su capacidad de hablar y estaba decidido a recuperar todavía mås de sus facultades.
Se puso de pie para saludarme. Era un hombre de aspecto distinguido, de mediana estatura, que se movĂ­a con lentitud, ayudado por un bastĂłn, y que tenĂ­a una inequĂ­voca chispa en la mirada. Me condujo hasta su estudio. Estaba lleno de libros, nuevos y viejos, todos rodeando un escritorio donde habĂ­a una computadora, resmas de papel y revistas.
Me dijo que le alegraba oĂ­r que sus libros me habĂ­an ayudado. De hecho, asĂ­ fue, les dije, pero aun asĂ­, se habĂ­an sumado una serie de infortunios a una angustia que no estaba seguro de poder dominar.
—Entonces, en un sentido, ha sido golpeado por la pena —dijo.
—Pero no he perdido a nadie cercano —respondí.
—No importa, lo que estĂĄ atravesando estĂĄ relacionado con el dolor. Lo esencial es hacer el duelo total por sus pĂ©rdidas y encontrar solaz aprendiendo a vivir con ellas. Las personas que no lo hacen —añadió—, terminan amargadas y desilusionadas por la angustia. No son capaces de encontrar solaz. Pero otros que usan creativamente el hecho del duelo pueden obtener una nueva sensibilidad y una fe mĂĄs rica. Por eso escucha tantas veces que tenemos que desahogar nuestros sentimientos, expresar nuestras emociones. Eso es parte del proceso de duelo. Solo asĂ­ puede seguir la sanidad.
“DĂ©jeme mostrarle algo”, ofreciĂł, señalando a travĂ©s de la ventana un sitio de arces desnudos, impasibles ante el fuerte viento que daba tirones a sus ramas yermas y enviaba hacia abajo un polvo del tenue brillo de la nevada de ayer. Un dueño anterior habĂ­a plantado los arces en el perĂ­metro de un campo de forraje de tres acres de superficie.
Salimos por una puerta lateral y nos movimos lentamente sobre la nieve crujiente hacia los pastos. En verano era un espacio rocoso con cĂ©sped y flores silvestres, pero ahora era de color marrĂłn y estaba marchito por las heladas. AdvertĂ­ que entre cada ĂĄrbol grande habĂ­a hileras de alambre de pĂșas.
«Hace sesenta años, el hombre que plantĂł estos ĂĄrboles los usaba para resguardar la pastura y esto le ahorraba mucho trabajo de cavar agujeros para los postes. Era un trauma para los ĂĄrboles jĂłvenes tener alambre de pĂșas clavado en su tierna corteza. Algunos lucharon contra ellos. Otros se adaptaron. AsĂ­, por ejemplo, el alambre de pĂșas ha sido aceptado e incorporado en la vida de este ĂĄrbol, pero no en la del que estĂĄ mĂĄs allå».
SeñalĂł un viejo ĂĄrbol severamente desfigurado por el alambre. «¿Por quĂ© ese ĂĄrbol se daña a sĂ­ mismo luchando contra el alambre de pĂșas, mientras que este que estĂĄ aquĂ­ se convirtiĂł en amo del alambre en lugar de ser su vĂ­ctima?»
El ĂĄrbol cercano no mostraba ninguna marca. En lugar de las cicatrices largas y dolorosas, parecĂ­a que el alambre habĂ­a penetrado por un lado y salido por el otro, casi como si hubiera sido introducido por medio de un taladro.
«He pensado mucho acerca de esta arboleda», dijo mientras regresĂĄbamos a la casa. «¿QuĂ© fuerzas internas posibilitan vencer una herida como la del alambre de pĂșas, en lugar de permitir que desfigure el resto de su vida? ÂżCĂłmo puede una persona transformar el duelo en un nuevo crecimiento en lugar de permitir que se convierta en una invasiĂłn que le destruye la vida?»
Edgar no podía encontrar explicación a lo que les pasaba a los arces, admitió. «Pero con las personas», continuó, «las cosas son mucho mås claras. Hay maneras de enfrentar la adversidad y hacerse camino a través de ese período de pena. Primero, hay que tratar de mantener un aspecto juvenil. Luego, no tener resentimientos. Y quizå lo mås importante de todo consista en hacer todos los esfuerzos necesarios para ser amable consigo mismo. Eso es lo difícil. Uno tiene que pasar mucho tiempo consigo mismo y la mayoría solemos ser demasiado críticos. Firme un tratado de paz consigo mismo, le digo. Perdónese por los tontos errores que ha cometido».
DespuĂ©s de otra mirada pensativa a la arboleda de arces, me condujo de regreso a la casa. «Si somos sabios en la manera en que manejamos el duelo, si podemos guardar un luto rĂĄpido y pleno, el alambre de pĂșas no gana. Podemos vencer toda angustia y vivir la vida triunfante».
Estelle apareciĂł con una porciĂłn de pastel de manzanas y una taza de cafĂ©. «Intento mantener un margen de crecimiento en mi vida, buscando nuevos conocimientos, nuevas amistades, nuevas experiencias», continuĂł Edgar, mirando la nueva computadora y una media decena de libros nuevos en su escritorio. HabĂ­a estado librando su propia batalla. AĂșn se sentĂ­a frustrado por la parĂĄlisis parcial de su costado derecho, pero no le daba lugar a la derrota.
«Podemos usar nuestras experiencias dolorosas como excusas para replegarnos. O podemos aceptar las promesas de resurrección y renacimiento». Su mirada se desvió hacia el forraje con un manto de nieve al otro lado del camino.
—Usted tiene sus problemas. Yo tengo mis propias luchas. Yo voy a trabajar en las mías —me ofreció—, si usted trabaja en los suyos.
—Gracias, lo harĂ© —prometĂ­ y nos dimos la mano. HabĂ­amos hecho un trato. SentĂ­ que habĂ­a obtenido una nueva forma de entender y ahora tenĂ­a una estrategia para manejar mis penas.
Mientras conducĂ­a por el valle, pude dar un vistazo a su granja entre las praderas. El viento jugaba con las partes encumbradas de esos postes de cerca vivientes que, aunque seguĂ­an siendo misteriosos, tenĂ­an mucho que decirnos a todos.
Muchas adversidades de la vida son a corto plazo y se detienen råpidamente cuando encontramos un nuevo empleo, solucionamos una discusión, o nos recuperamos de un resfriado. Pero otras formas de adversidad son a largo plazo: la pérdida de un ser querido, una dolencia física permanente, una relación familiar desalentadora o un trågico accidente no son temporales, ni se quitan fåcilmente. En tales casos, los arces de Edgar Jackson proporcionan esperanza y guía. Nos enseñan el poder de confrontar la adversidad, adaptarnos y seguir adelante.
A veces la adaptación significa «haga lo que debe hacer». El joven de la siguiente historia sabe muy bien cómo hacerlo.
EL COMPETIDOR
Derek Burnett
Kyle Maynard estaba tratando arduamente de no perder ante el tipo del parque de atracciones Six Flags. Con el transcurso de los años, había desarrollado un repertorio de tåcticas de persuasión; desde recurrir al encanto hasta sus proezas de fuerza, por ejemplo, hacer dos docenas de abdominales. Pero el operador de la montaña rus...

Table des matiĂšres