Los psicólogos Robert Emmons y Michael McCullough llevaron a cabo una serie de experimentos en los que pidieron a un grupo de personas que escribieran cada día al menos cinco cosas, que podían ser de mayor o menor importancia, por las que se sintieran agradecidas. Las respuestas fueron de lo más variadas, e incluyeron desde los padres de los participantes a la música de los Rolling Stones, desde el hecho de despertar cada mañana hasta la existencia de Dios. Resulta que dedicar uno o dos minutos diarios a expresar la gratitud que una persona siente por los hechos de su vida puede tener notables consecuencias. En comparación con el grupo de control, los participantes que expresaron su gratitud por esas cosas no solo desarrollaron una mayor capacidad para apreciar su propia vida, en general, sino que experimentaron niveles más elevados de bienestar personal y emociones positivas: se sentían más felices y eran más asertivos, enérgicos y optimistas. También se mostraron más generosos y dispuestos a ayudar a otros. Además, dormían mejor, sentían ganas de hacer más ejercicio y tuvieron menos síntomas de enfermedades.
He estado haciendo este ejercicio diariamente desde el 19 de septiembre de 1999 (tres años antes de que Emmons y McCullough publicaran los resultados de su investigación), el día que oí a Oprah Winfrey recomendarlo por televisión. Seguí el consejo, y más o menos desde la fecha en que mi hijo David cumplió los tres años de edad, hemos estado haciendo juntos una variación del ejercicio. Cada noche le pregunto: «¿Qué te ha gustado del día de hoy?», y él me hace a mí la misma pregunta. También mi esposa y yo solemos recordarnos mutuamente lo agradecidos que estamos uno por el otro y por la relación que mantenemos.
Una vez que establecemos el hábito de manifestar nuestra gratitud, ya no hace falta que pase nada especial para sentirnos felices. Nos hacemos más conscientes de las cosas buenas que nos suceden durante el día, y cada vez nos vamos acordando de ir poniéndolas en la lista. Nuestra lista de agradecimientos puede incluir el nombre de alguna persona que sea importante para nosotros, algo que valoramos de lo que hicimos durante el día o de lo que hizo alguna otra persona, o una reflexión que nos surja como consecuencia de escribir esas cosas.
¿Por qué cosas me siento agradecido? ¿Cuáles son las cosas que valoro en mi vida?
EJERCICIO
Agradecimiento del día
Cada día de esta semana, escriba al menos cinco cosas por las que se sienta agradecido. La clave de este ejercicio es mantener la mente consciente en las cosas que mencionamos, no solo nombrarlas. Una manera de hacerlo es visualizando o volviendo a experimentar, en la emoción y el recuerdo, lo que escribimos. Por ejemplo, si escribimos que estamos agradecidos por tener a nuestros padres, verlos en nuestra imaginación cuando escribimos la palabra «padres»; si escribimos «conversación con mi pareja» o «con mi amigo», tratar de revivir las sensaciones que experimentamos en esa conversación.
Al terminar esta semana, en la que recomiendo escribir nuestros agradecimientos diariamente, siga haciendo el ejercicio por lo menos una vez a la semana. Los beneficios que aporta este ejercicio son tan importantes que he destinado un espacio a lo largo de todo el diario para los agradecimientos de cada semana.
LISTA DE AGRADECIMIENTOS DIARIOS
DÍA 1 Estoy agradecido por:
DÍA 2 Estoy agradecido por:
DÍA 3 Estoy agradecido por:
DÍA 4 Estoy agradecido por:
DÍA 5 Estoy agradecido por:
DÍA 6 Estoy agradecido por:
DÍA 7 Estoy agradecido por:
«Aquello en lo que nos concentramos se expande, y cuando nos concentramos en las bondades de la vida, creamos más bondad. Las nuevas oportunidades, mis relaciones con los demás, hasta el dinero empezaron a aparecer con más frecuencia en mi camino cuando aprendí a ser agradecida en toda circunstancia de mi vida.»
–OPRAH WINFREY
Muchas investigaciones sugieren que introducir cambios en nuestra vida —aprender nuevos trucos, asumir otros comportamientos, cambiar viejos hábitos— es sumamente difícil. La mayoría de las veces que intentamos cambiar algo, ya sea a título personal o en una empresa u organización, no lo logramos. En su libro El poder del compromiso pleno (The Power of Full Engagement), Jim Loehr y Tony Schwartz proponen una nueva manera de enfocar los cambios: sugieren que en vez de concentrarnos en fomentar nuestra autodisciplina para conseguir los cambios que deseamos, lo hagamos mediante rituales.
Establecer un nuevo ritual, con frecuencia puede ser difícil, pero mantenerlo es relativamente fácil. Los atletas de élite tienen rituales: saben que cada día, a determinadas horas, están en la cancha, luego en el gimnasio, y luego haciendo estiramientos. Para muchos de nosotros, cepillarnos los dientes al menos dos veces al día es un ritual que llevamos a cabo sin d...